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Selvin, con una voluntad de acero, enfrenta la vida sin limitaciones

--- Desde su nacimiento a la fecha ha superado más de 50 fracturas.  Estas lesiones recurrentes pararon hace apenas siete años, luego de comenzar a recibir el tratamiento gratuito que le otorga  la FOUNDATION SUN LIFE.

 

--- En la actualidad cursa la carrera de Derecho siendo un sobresaliente estudiante. El joven es originario del municipio de Sensenti, Ocotepeque, en el occidente de Honduras.

​Santa Cruz, Sensenti, Ocotepeque. Selvin Paz, de 23 años, ha vencido todos los pronósticos médicos. Desde que nació su fragilidad ósea le llevó a miles de citas médicas sin cambios significativos, pero su fortaleza le han permitido llegar hasta donde se lo ha propuesto.  

 

Es el penúltimo hijo de la familia Paz-Cardenas, y desde sus primeros meses de vida sus padres José Cecilio Paz y María Cristina Cardenas, conocieron que padecía de Osteogénesis Imperfecta, un trastorno que debilita los huesos y hace que se rompan con facilidad sin ninguna causa aparente.

 

Por ello, desde su nacimiento a la fecha ha superado más de 50 fracturas, situación que lo llevó a centenares de citas médicas y tratamientos que no le generaban mayores resultados. Estas lesiones recurrentes pararon hace apenas siete años, luego de comenzar a recibir el tratamiento con ácido zoledrónico, medicamento que le otorga la Fundación Sun Life de manera gratuita.

 

“A partir de que recibo la ayuda de la fundación he mejorado de manera significativa, tengo mayor movilidad, fuerza y no he tenido nuevas fracturas”, dijo el destacado estudiante de la carrera de Derecho, pues gracias a su excelente desempeño logró una beca universitaria y su meta de obtener su título en leyes está a punto de lograr, pues solo le quedan 12 clases del pensum de su carrera.

 

Confió que su mayor sueño es llegar a ser notario y con la fe puesta en Dios se convertirá en el primer descendiente de su familia en obtener un titulo universitario, pues tiene cuatro hermanos y dos de ellos son bachilleres.

 

Insuperable 

Acudió a la escuela, en su caserío Santa Cruz, del municipio de Sensenti, Ocotepeque, en el occidente de Honduras. sin ninguna restricción, sin embargo, por la fragilidad de sus huesos llegó a asistir a clases inmovilizado de manos y pies “eso fue difícil, en ocasiones mi hermana mayor era la que me alimentaba, pero gracias a Dios todo eso lo he superado”. 

 

Con el paso de los años aprendió a no sobre esforzarse a nivel físico, pero donde nunca ha tenido limites es con su mente y de un momento a otro comenzó a escudriñar los engranajes de su silla de ruedas, al grado que nunca buscó a otras personas para repararla.

 

Y así en un momento de extrema invención comenzó a diseñar un sistema que le permitiera un día conducir un vehículo, el medio de transporte que tenía en la mira era el automóvil de su hermano mayor, un turismo del año 87. “mandé a soldar unas placas y uní unos tubos hasta lograr armar el sistema que me permite frenar y acelerar con una mano y con la otra mano llevó el timón”.

 

Sin la autorización de su hermano, un día para otro, se arriesgó y comenzó a conducir el vehículo sin tener ninguna instrucción previa “ese día tuve el valor de hasta meterme a la calle pavimentada y llegar hasta una gasolinera”.  

 

A partir de ese momento, cuando le toca acudir a clases presenciales Selvin viaja en el vehículo familiar siendo el piloto, desafiando las limitaciones físicas, pues para él “todo se puede lograr, porque aunque no se tengan las posibilidades si confía en Dios las puertas se abren. Una discapacidad no significa nada”. 

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Tratamiento

El tratamiento que recibe Selvin es de un costo elevado, pero gracias a las gestiones de las Fundación se otorga de manera gratuita, medicamento que favorece con la reducción del dolor, y la frecuencia de fracturas, así como una mejoría en la densidad ósea vertebral, ya que actúa como un adhesivo del calcio.

 

Son dos veces al año en que los niños, adolescentes y jóvenes con mayores problemas reciben la dosis del fármaco, el cual se aplica vía intravenosa a través de una bomba de infusión y durante una hora como máximo el paciente permanece bajo estricta vigilancia médica.

 

La enfermedad de "huesos de cristal" se puede dividir en cuatro grados, siendo el más grave el tipo 2, en el que el niño puede sufrir lesiones incluso dentro del útero de la madre.

 

En los niveles 3 y 4 se presentan los rasgos como baja estatura. El síntoma más común es el dolor crónico, resultante de deformidades y fracturas óseas.

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